El Tao es una fuerza primitiva que es producida por todas las fuerzas naturales del cielo y de todo el universo. Por eso ayer hice esa pequeña introducción con el post de Los cuatros elementos. Tao es una forma de vida, no es un Dios o una religión. Los principios del Tao fueron enunciados por primera vez por medio de símbolos y de palabras por los antiguos filósofos de la China, hace más o menos 5000 años. Es una forma de equilibrar la vida.
El Yin y el Yang es un ejemplo de esta filosofía.
El YinYang es un símbolo dinámico. Muestra la continua interacción de dos energías y su equilibrio: como tal, es un símbolo de armonía. Es un símbolo que crea igualdad pues sin el Yin no podría existir el Yang y al revés, igual, y sin la interacción de ambos, no se genera vida. No existe nada opuesto entre el Yin y el Yang. Son complementarios.
Lao-tzu en “Tao-te ching” escribió: “Todo tiene dentro de sí ambos, yin y yang y de su ascenso y descenso alternados nace la nueva vida”.
Cuando una de las dos energías llega a su máxima expresión, inicia la transformación en su opuesto: esto es lo que representan los dos puntos en el símbolo. En su máxima expresión, el yang contiene la semilla del yin, tanto como el yin contiene la semilla del yang.
Yin, originariamente, era el nombre del lado frío de la montaña, aquel que mira al Norte; al contrario, Yang era el nombre de aquel más calido, dirigido al Sur.
Yin es el lado oscuro, la noche y lo femenino; Yang el lado masculino, la luz y lo masculino.
Yin es la Luna, el Agua y la Tierra; Yang es el Sol, el Fuego y el Paraíso.